El Parlamento europeo propone dos enmiendas para frenar en productos de origen vegetal el uso de términos tradicionalmente utilizados en la industria cárnica y láctea, presionados por los lobbies alimentarios
Las hamburguesas veganas se llaman discos de verduras y las salchichas veganas, tubos vegetales. O eso es lo que hubiese pasado si hace unos meses el Parlamento Europeo hubiese votado a favor de la enmienda 165.
El pasado octubre se debatió en el Parlamento Europeo si los alimentos veganos similares en forma a las tradicionales hamburguesas y salchichas debían utilizar el mismo nombre que sus homónimas en el mercado. Finalmente, los eurodiputados votaron en contra de la enmienda 165. Pero no pasó lo mismo con la enmienda 171.
Mientras que la primera enmienda mencionada se centra en los alimentos alternativos a la carne, la 171 hace lo mismo en lo referido a los lácteos. En 2017 ya se implantó una legislación que prohíbe utilizar denominaciones como leche de soja o queso vegano.
La enmienda en curso no hace más que endurecer la anterior, intentando prohibir también el uso de expresiones como estilo yogur o mantequilla, aparte de cualquier referencia en sus envases a sus semejantes tradicionales.
El fundador de Heura, Bernat Anaños, afirma: “Así como todos sabemos muy bien que no hay mantequilla en la mantequilla de cacahuete ni crema en la crema de coco, los consumidores saben exactamente lo que obtienen cuando compran hamburguesas o salchichas vegetales”.
La propuesta se inició, presuntamente, tras la insistente preocupación mostrada por parte del sector agrario sobre la supuesta confusión del consumidor cuando tiene que elegir entre ambos tipos de productos.
Sin embargo, en el estudio Nomenclatura de los alimentos de origen vegetal, 8 de cada 10 personas saben diferenciar entre ambos tipos de producto.
A mi parecer, tiene más que ver con que estos sectores se sientan amenazados al ver que la industria de productos vegetales está tomando más terreno en el mercado cada día, que con la confusión del cliente.
Por su parte, la Organización Europea de Consumidores (BEUC) se opone a la medida parlamentaria y dice que no tiene nada que ver con la protección al consumidor.
ProVeg lanzó una petición para frenar tales enmiendas y más de 160.000 personas firmaron en contra de dicha prohibición.
La EAPF (Alianza Europea para Alimentos a base de Plantas) también se unió a la lucha. ProVeg, Oatly, Beyond Meat, Heura, GFI, Upfield y Nestlé, los miembros de dicha asociación, trabajan por construir un sistema alimentario más sostenible en el que los alimentos vegetales estén a la cabeza, especialmente por medio de un cambio en la legislación vigente.
¿Deberíamos, pues, llamar a las alternativas vegetales con otro nombre que no sea el que ya existe? Según el representante de la Vegan Society, con quien estoy totalmente de acuerdo, estas denominaciones no solo transmiten el contenido del producto sino también la forma, sabor, textura y manera de cocinarlos y servirlos. Creo que el no utilizarlas sí que puede causar mayor confusión al consumidor. Quizá sea esto lo que realmente desea la industria opuesta.
Por su parte, hasta el propio David Lindars de la BPMA (Asociación Británica de Procesadores de Carne) reconoce que el concepto hamburguesa vegetariana no da mucho pie a confusiones y que forma ya parte del vocabulario común, pero puntualiza que la gente debe saber qué contienen los alimentos que consume. Curiosa afirmación, teniendo en cuenta que la industria cárnica es la primera que no es transparente en cuanto a compartir la composición de sus productos. El video de Plant-based news (ver abajo) explica muy bien, con tono sarcástico, este cinismo por parte de la industria.
Stop the Veggie Burger Ban es el nombre de la divertida campaña que lanzó ProVeg para mostrar su oposición a las enmiendas. Al mismo tiempo, Copa-Cogeca, unión de agricultores y cooperativas agrícolas de la UE, que como es lógico está a favor de ambas enmiendas, divulgó una contracampaña (Ceci n’est pas un burger) para intentar desmontar la postura de ProVeg.
Cabe poner de manifiesto que las enmiendas 165 y 171 también van en contra del Pacto Verde Europeo, que se compromete a revertir los efectos del cambio climático en los próximos 30 años. Lo cual es contradictorio, si se tiene en cuenta que la industria alimentaria de origen animal es responsable de entre el 12% y el 17% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el territorio de la Unión Europea.
A pesar de haber sido aprobadas estas enmiendas por los parlamentarios también deben serlo por parte de la Comisión Europea y del Consejo Europeo, lo cual puede suponer que se vuelva a la casilla de salida en lo que a decisiones se refiere.
El pretendido cambio podría perjudicar a la industria de productos vegetales puesto que se verá obligada a renombrar y reetiquetar sus productos e idear nuevas estrategias de marketing y publicidad, con los altos costes económicos que supondría adaptarse al nuevo marco legal.
En definitiva, la propuesta puede significar un tremendo paso atrás en la transición hacia un sistema alimentario más sostenible. Solo pretende frenar el auge de los productos de origen vegetal, porque las industrias cárnica y láctea se están viendo amenazadas por el cambio.
Campaña Stop the Veggie Burger Ban de Proveg.
Campaña Stop the Veggie Burger Ban de Proveg.
Contracampaña de copa*cogeca Ceci n’est pas un burger, un homenaje a Magritte.
Spot para la campaña Stop the Veggie Burger Ban(frena la prohibición de la hamburguesa vegetal) de ProVeg.
Spot para la campaña Reject Amendment 171(rechaza la enmienda 171) Ban de EAPF.
Video en contra de la enmienda 165 de Plant-Based News.