El término craving se utiliza erróneamente en español para referirse al síndrome de abstinencia, cuando en realidad en inglés significa antojo, apetencia, ganas intensas de algo, ansia o deseo. Esta definición sí encaja con lo que nos puede suceder cuando nos hacemos vegans. ¡Aunque el queso puede llegar a ser una droga dura y difícil de abandonar!

Puedes llamarlo como quieras, pero es posible que te pase cuando estés empezando. A mí desde luego me ocurrió. 

Hacernos vegans es una decisión consciente y racional, pero nuestro cuerpo no entiende eso hasta que no se acostumbra al nuevo estilo de vida. Por lo que no debes sentirte culpable si de repente te pide el body un trozo de queso o miras una tarta de chocolate y piensas: qué buena pinta. Estos alimentos pueden seguir apeteciéndote, pero has elegido no comerlos.

Mis consejos para que este craving sea más llevadero son los siguientes: 

• Que siempre haya en casa galletas, chocolate, snacks o algún otro dulce vegan, para que cuando te apriete la gana estén a mano.  

• Ten comida preparada en la nevera para varios días. Aunque ahora está de moda llamarlo batchcooking, toda la vida ha sido los tuppers de la mamá. Si llegas con hambre a casa y no tienes nada, puede que bajes al supermercado y pilles lo primero que veas (no vegano). 

• Lleva algo para picar encima o localiza sitios donde puedas comprar opciones veggies cerca de tu entorno. Cuando hay hambre no se puede pensar con claridad y no apetece buscar.

• Planifica. Imagina que vuelves de fiesta -bolinga, por supuesto- y tu colega te ofrece ir a por un kebab o un trozo de pizza… ahí lo dejo. Seguro que a más de une le ha pasado. Para evitar la tentación, puedes dejarte algo preparado en casa o, mejor, ¡pedir un kebab de falafel! ¡Rico, rico!