Por qué somos el único animal que bebe leche de otro. ¿Curioso, verdad? A la hora de plantearse el consumo de leche, hay ciertos aspectos que debemos conocer antes de tomar decisiones conscientes.

La leche de vaca comercializada contiene, un porcentaje de sangre, hormonas, pus y antibióticos, entre otras sustancias, lo que está permitido por la normativa europea. 

Antibióticos que son suministrados de manera sistemática al animal, lo que produce a largo plazo una resistencia antibiótica en les humanes. 

Las hormonas, por otra parte, convierten a una cría en vaca en pocas semanas; imagina que hace con las células de tu cuerpo. ¿Queremos todas esas sustancias en nuestro cuerpo?

No nos debería sorprender que cada día más gente sea alérgica a la proteína de la leche o intolerante a la lactosa. Estamos diseñades para dejar de lactar en la infancia.

La vaca, como cualquier otro mamífero, debe estar embarazada para poder dar leche. Igualito que las humanas. Por lo que para poder proveer de leche a la población, las vacas deben de estar constantemente en cinta. Las vacas son inseminadas forzosamente con semen de toro extraído de forma artificial e inmediatamente después del parto solo pasan un periodo muy breve de tiempo con su cría. Después, se les arrebata la cría y, según su sexo, es sacrificada para carne o pasa a ser una vaca lechera más. Imaginaos el nivel de estrés y sufrimiento que padecen estos animales ¿Merece la pena el sufrimiento de la vaca por un vaso de leche? 

¿Y por qué tomamos leche entonces? Se nos ha convencido de que necesitamos el calcio de la leche para poder tener unos huesos fuertes ¿Pero si es calcio lo que necesitamos, no habrá otra manera de conseguirlo? 

Efectivamente, podemos conseguir el calcio por medio de alimentos vegetales como la almendra, la soja o los vegetales de hoja verde como la espinaca. En algunos casos, incluso lo encontramos en concentraciones más altas que en la propia leche.