A la hora de hacerme vegan, el pescado y marisco fueron fáciles de abandonar; aunque es curioso que, en ocasiones, siento antojo de comer pulpo. Rápidamente, me acuerdo de lo que ha pasado ese animal para llegar al plato y se me quitan las ganas. Hacernos vegans no significa que, de la noche a la mañana, dejen de gustarnos los sabores de siempre y la apetencia a veces estará ahí; sin embargo, nosotros elegimos, de manera consciente, no hacerlo. 

Cuando nos pregunten ¿tú puedes comer de esto?, puedes contestar sí, puedo, pero elijo no hacerlo. 

Los animales acuáticos son los grandes olvidados en lo que se refiere a las leyes de bienestar animal. No se les tiene en cuenta como a los animales terrestres, quizá porque se empatiza menos con ellos al no tener pelo y colita como un perro. Pero, ¿sienten dolor los peces? ¿sufren también? La respuesta es sí. Amplios estudios lo confirman. 

En este artículo de la Smithsonian Magazine, donde se recopila parte de las investigaciones realizadas, se desarrollan más ampliamente los argumentos que apoyan esta realidad.

¿Y qué hay de la nueva tendencia de la pesca sin muerte? ¿O la pesca deportiva en general? Los animales son asfixiados de manera cruel, sufren daños irreversibles por el cambio de presión brusco y la mayoría muere al volver al agua como consecuencia de las secuelas. 

Algunos organismos que luchan por el bienestar animal como FADAA o Peta han realizado campañas para crear más conciencia sobre el maltrato hacia los animales acuáticos, como las que podéis ver en los videos que acompañan a este artículo.  

El impacto de la pesca sobre el planeta es brutal. Más del 70% de las especies marinas están extintas o explotadas, según la Organización de las naciones unidas por la alimentación y la agricultura (ONUAA). Otro gran problema para los océanos es la captura incidental. 

Delfines, aves y tortugas, entre otros, son capturados en las redes para después devolverlos muertos al mar.

¿Por qué se come pescado? Por la proteína y los ácidos grasos Omega-3. Ambos nutrientes se pueden obtener de fuentes vegetales. En concreto, los ácidos grasos Omega-3 se pueden conseguir por medio de complementos alimenticios procedentes de algas o de nueces y semillas de chía o de lino, que garantizan una buena función cerebral.  

También nos debería preocupar el aspecto saludable del pescado. Se ha demostrado que contiene altas dosis de mercurio, antibióticos y microplásticos (producto de la contaminación de los océanos) que son perjudiciales para la salud.